Por Carmen Izquierdo Labella
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5 de enero de 2021
Todo ser vivo está envuelto por un recubrimiento energético conocido como aura . Este recubrimiento, que tiene forma ovoide , estimula al cuerpo al mismo tiempo que pone de manifiesto su espíritu. El aura o campo electromagnético que rodea a los seres humanos, emana del cuerpo y sobre ella se reflejan el estado físico, mental y emocional de la persona. Esta energía que compone el aura es una energía sutil que, aunque no la podamos ver, se puede percibir pues se extiende aproximadamente un metro más allá del cuerpo físico. Esto permite que influya no solo sobre nuestras emociones , pensamientos y salud física sino también sobre las personas con las que nos relacionamos. El aura no es estática pues nuestros pensamientos y sentimientos se reflejan directamente sobre ella permitiendo que esté cambiando continuamente al compás de nuestra evolución espiritual. Además, como también se modifica por la influencia del medio ambiente en el que vivimos, podemos contemplarla como algo dinámico que va variando a lo largo del tiempo. ¿Cómo funciona el aura? El ser humano es un ser espiritual cuya finalidad existencial en el plano humano es acumular experiencia y sabiduría para poder evolucionar y sanar. Nuestro cuerpo físico nos permite vivir las experiencias terrenales que nos llevan a superar las lecciones que la vida nos va presentando, y este cuerpo físico material que contiene nuestros órganos, es el vehículo de nuestra alma. Nuestra aura se compone de varias capas o cuerpos energéticos que afectan a nuestro ser en su conjunto y funcionan como filtros para nuestra energía vital. Todas las capas que conforman el aura contienen al cuerpo físico de tal forma que cada capa del aura atraviesa las capas que están por debajo de ella. Además, cada capa superior vibra a una frecuencia mayor que la que está por debajo suyo y su energía es más fina, más sutil, más tenue. Estas capas permiten que la energía circule libremente en nuestro cuerpo. Cuando el aura está fuerte nos sirve de protección frente a los agentes externos, pero cuando está débil no es capaz de resistir las influencias externas y si éstas son persistentes, el libre flujo de la energía se ve alterado pudiendo incluso llegar a desarrollarse una enfermedad física. Pero el ser humano es un todo interconectado e interrelacionado, en el que no pueden separarse su parte mental, emocional o espiritual de la física. Realmente no existe una separación entre cuerpo, mente y espíritu, sino que actúan como un todo, como una unidad indivisible . Y todos estos cuerpos o capas han de estar alineados para nuestro perfecto funcionamiento en el mundo. Como nuestros pensamientos y emociones influyen sobre nuestra aura, nuestra salud mental y emocional tienen un efecto directo sobre nuestra salud física . Y puesto que podemos fortalecerla simplemente cambiando nuestros pensamientos por otros más positivos y respetuosos con nosotros mismos y con los demás, somos responsables de mantenerla y nutrirla. El aura puede ser nuestra más fiel colaboradora creando y manteniendo nuestra salud, pero hemos de contribuir a su buen funcionamiento manejando nuestros pensamientos y sentimientos de forma beneficiosa para nosotros. ¿ cuáles son los cuerpos que conforman el aura? El sistema energético humano comprende siete capas de cuerpos energéticos dentro del aura. Estas capas se corresponden con los siete planos del ser que están interaccionando constantemente entre sí. Los siete cuerpos se dividen en cuatro cuerpos inferiores : etérico, emocional, mental y astral; y tres cuerpos superiores o espirituales: patrón etéreo, celestial y cetérico. Aunque distintas corrientes de pensamiento pueden nombrarlos y situarlos de distinta maneras, ésto no afecta a su funcionamiento. La primera capa que envuelve al cuerpo físico es el cuerpo etérico . Es el más denso y su estado es un fiel reflejo del estado del cuerpo físico. Nos conecta con los ritmos y ciclos de la energía de la tierra y proporciona vitalidad y energía al cuerpo físico hasta su muerte. Contiene energía de los tejidos, glándulas y órganos y se expande o retrae según su mejor o peor funcionamiento. La segunda capa es el cuerpo emocional que está relacionado con las emociones y con la conciencia de nosotros mismos. Está formada por nuestros deseos. Como es en este cuerpo donde experimentamos el dolor, el miedo, el apego o el enfado, es aquí donde la energía se queda bloqueada cuando no podemos manejar y expresar de la forma adecuada nuestras emociones. Es la capa más expandida y contiene también todo lo que produce bienestar, armonía y felicidad. Cuando no la utilizamos de forma apropiada encontramos sentimientos de frustración, odio, celos o ansiedad. Por lo tanto, tenemos que aprender a manejar nuestras emociones para que pueda cumplir su misión de irradiar nuestra verdadera naturaleza. La tercera capa es el cuerpo mental que está conectada con los procesos mentales y las ideas de la persona. Se compone de las actitudes que tenemos ante la vida. Su función es hacernos pensar, contiene todos los conocimientos, opiniones y conceptos de toda fuente de información. Nunca se cansa por eso siempre estamos pensando. Tenemos que aprender a manejarlo para que no nos maneje a nosotros y para expandir el conocimiento de la verdad. La cuarta es la capa astral y está conectada con el amor y las relaciones. Actúa como división entre las tres capas inferiores relacionadas con el mundo físico y las tres capas exteriores que se relacionan con el mundo espiritual. Funciona como un canal que nos conecta con nuestros aspectos más elevados. La quinta capa es el cuerpo del patrón etéreo , Contiene todas las formas del plano físico. Se llama también doble etéreo porque es allí donde encontramos las formas más sutiles del primer cuerpo etéreo y es donde queda el negativo de toda forma de creación del patrón que se ha creado en la parte física. La sexta capa es el cuerpo celestial que es el nivel emocional del plano superior. Es el plano de identificación con lo superior, compuesto por puntos de luz, es el nivel a través del cual experimentamos el éxtasis espiritual. Podemos alcanzarlo por medio de técnicas como la meditación, la oración o la respiración consciente y es donde alcanzamos la unidad del ser y donde conocemos nuestra conexión con todo el universo. La capa número siete es el patrón cetérico o causal y contiene las impresiones y vivencias pasadas. Es el nivel más fuerte y elástico del campo áurico. Contiene la corriente principal de fuerza que se mueve a lo largo de la columna vertebral. Es la capa más externa constituyendo el ovoide exterior de nuestra anatomía sutil y contiene a todos los cuerpos aurales inferiores replicando a todo el ser físico y energético de los cuerpos más bajos. Cuando está sana es muy intensa y su frecuencia es muy alta. El cuerpo causal recoge todas las cosas positivas que hemos hecho y las guarda hasta que nuestros cuerpos inferiores están lo suficientemente armoniosos para recibir este bien. Es el encargado de suministrar lo que pidamos y seamos merecedores pues nuestra presencia divina está siempre con nosotros y solo tenemos que aprender a reconocerla y dejar que se exprese en nosotros. Aunque hacemos esta división de siete cuerpos dentro del aura realmente no existe una separación entre cuerpo, mente y espíritu y estas capas actúan como una unidad. Además, todos los cuerpos han de estar alineados para tener una aura fuerte y consistente que nos nutra y nos proteja de las influencias externas y nos permita funcionar en el mundo de forma que podamos alcanzar nuestro completo desarrollo espiritual. Estos siete cuerpos son siete expresiones diferentes de nuestro ser y cada uno de ellos tiene una función específica para ayudarnos en nuestras experiencias. Los tres superiores son estables, sutiles y tienen una frecuencia vibratoria alta. Los cuatro inferiores están influenciados constantemente por nuestros pensamientos y emociones y por el medio que nos rodea. Como nuestros cuerpos inferiores son los que nos permiten evolucionar, tenemos que hacer un buen uso de ellos. Para apoyarlos es importante la dieta, el ejercicio físico, mental y espiritual y aprender a manejar nuestros pensamientos y emociones. Para ello podemos preguntarnos a menudo de qué manera estamos utilizando cada uno de ellos y qué estamos obteniendo en nuestras vidas, pues ya sabemos que con cada pensamiento, sentimiento, palabra y acción estamos creando nuestra realidad. Como no podemos parar de pensar y sentir, sería deseable poner tanto atención como intención en nuestros pensamientos y sentimientos para que contribuyan a nuestro bienestar y el de los demás. Y tú ¿ como estás utilizando cada uno de tus cuerpos?