Teyolía tiene su sede en el corazón y no podía ser de otra manera pues solo desde el corazón podemos encontrar el verdadero sentido a nuestra vida. Encontramos sentido a nuestra vida cuando conseguimos escuchar nuestras emociones y atender nuestras necesidades con amor.

Lo que da vida a la gente es su propio conocimiento pues no vamos a encontrar nada fuera que no esté dentro nuestro. Si no somos conscientes de ello, podemos pasarnos la vida echando la culpa de todo lo que nos ocurre a lo injusta que es la vida con nosotros, y nos perderemos la oportunidad de descubrir por nosotros mismos que no hay nada fuera que no esté en nosotros.

Cuando llegamos a este descubrimiento la vida se transforma y se despliega delante nuestro como un campo de infinitas posibilidades.

Teyolía habla de sanación natural porque solo a través del autoconocimiento puede venir la comprensión hacia ti, hacia los otros y hacia la realidad que nos rodea. Cuando somos capaces de conocer nuestros sentimientos, deseos y necesidades podemos comprendernos y aceptarnos como paso previo para lograr amarnos.

Es el autoconocimiento el que nos permite transformar las creencias y los comportamientos que nos hacen sufrir, en otros que nos lleven a la paz interior. De nuestro autoconocimiento proviene que seamos capaces de descubrir y valorar nuestras cualidades para compensar nuestras debilidades.

La sanación sucede cuando nos comprometemos en el proceso que nos lleva a hacer los cambios necesarios en nuestra vida. La sanación natural requiere de nuestra responsabilidad, de que nos involucremos en el propio proceso de nuestra transformación pues no podemos sanar siendo los mismos de siempre.

La doble espiral que da identidad visual a Teyolía  nos transmite que  nuestra existencia se desarrolla entre una espiral ascendente que nos lleva hacia la purificación y la evolución,  y una espiral descendente que nos dirige al deterioro y la  muerte.  En la naturaleza ambas fuerzas obran juntas cooperando entre ellas, y es por esto, que el patrón de la espiral está presente en muchos elementos de la naturaleza como nuestro ADN. Esta doble espiral es como un vórtice en continuo movimiento formado por estas dos fuerzas que en la vida oscilan entre dos polaridades que se complementan dando lugar al cierre de ciclos para empezar otros nuevos. 

Además, la espiral representa el crecimiento, la evolución, la conciencia y la vida. La espiral aúna una visión total de la persona, recogiendo todas y cada una de sus partes y su interacción entre ellas. No podemos separar en la persona sus distintas partes, la física, la mental , la emocional o la espiritual, pues todas ellas y su interacción continua  conforman al individuo como un todo. Además, la espiral representa la renovación, el cambio continuo al que estamos sometidos y al que nos resistimos constantemente.

Una espiral rosa dentro de una verde nos invita a realizar nuestro viaje de autodescubrimiento de una forma amable y profunda, sintiendo cariño, amor y protección por nosotros mismos. Para después salir renovados en nuestro potencial, evolucionando hacia nuestra autorrealizacion natural como personas, ofreciéndole a la vida lo mejor de nosotros mismos  contribuiyendo  de esta forma a la armonía del mundo.  No podía ser de otra forma, rosa y verde,  pues son los dos colores con los que se representa al Chakra  Corazón.